domingo, 23 de septiembre de 2012

Reflexiones de un Interino

Buenas
Soy Sergio  profesor  interino de Matemáticas. A día de hoy estoy en paro, pendiente de la bolsa de trabajo y suspirando por un puesto digno en algún instituto falto de personal.
Comencé en esta profesión en el curso 2007/2008 sustituyendo a compañeros de baja en varios centros, concretamente conocí cuatro centros en tres provincias distintas en un periodo de cinco meses. Mi labor resulto de lo más frustrante. No lograba conocer a mis alumnos cuando ya tenía que volver a hacer las maletas en dirección a otro instituto, con otros alumnos con otras motivaciones y una realidad social completamente diferente.
En los cuatro cursos posteriores he disfrutado de vacantes, esto significa comenzar y concluir el curso con los mismos alumnos. Estos alumnos si son asumidos como propios, ya que llegas a conocerlos personalmente y puedes adaptarles los estudios a sus necesidades. Créanme que no hay nada más gratificante. En estos años me he sentido realizando al comprobar que mis alumnos eran personas responsables, nobles, capaces e informadas.  Es la imagen que me llevo de la juventud, muy alejada de la que la sociedad percibe.  En este sentido no hay mejor labor que la del docente, o ésa es mi opinión.
He enfocado mi vida a la docencia.  Tantos y tantos años de estudio para licenciarme en Matemáticas, para aprobar unas oposiciones que me permitan participar en el futuro de esta sociedad a través de la preparación de sus jóvenes.
Ahora me encuentro en una situación algo complicada. Estoy actualizando mi CV y redactando modelos de cartas de presentación para buscar trabajo en colegios privados y centros de formación. La primera pregunta que me harán es ¿Eres Interino? ¿Y si te llaman qué? Si no desecho la posibilidad de trabajar para la pública no me contratará nadie, y no les puedo culpar. Un docente debe, en la medida de lo posible, comenzar y concluir el curso escolar con sus alumnos.
Me lo estoy planteando todo. A una compañera interina especializada en informática le han ofrecido una vacante, eso por lo que yo suspiro. Tras felicitarle me comenta que impartirá Informática, Matemáticas, Tecnología y Educación Física.
¿Cómo podría yo atender la diversidad de mis alumnos si tengo que prepararme todas estas asignaturas? Yo la informática la uso, pero… ¿Impartirla?
Y en Educación Física, ¿les doy un balón de futbol y otro de baloncesto para que jueguen los chiquillos? Es una estafa a los alumnos y una falta de respeto a los docentes de Educación Física, que han realizado unas programaciones didácticas que yo jamás hubiera pensado. Mi maestro, en la EGB, me daba el balón para que jugase.
Si lo analizo fríamente tengo que concluir que debo descartar la educación pública para centrarme en la educación privada, donde podré impartir aquello para lo que me he preparado. Siento esto como una derrota ya que creo firmemente en la educación pública, educación de todos y para todos. Es lo bonito de la educación pública, su diversidad, compañerismo, superación personal… frente a la educación que nos quieren implantar, elitista, competitiva, exclusiva… excelencia lo llama el ministro.
La primera victoria de este tipo de educación es mi derrota y la de otros como yo.
 Un saludo,
Sergio

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